EL PROBLEMA DEL MAL O PARADOJA DE EPICURO
Desde que el filósofo griego Epicuro escribió en el siglo III a.C la paradoja filosófica que lleva su nombre, muchos pensadores desde hace milenios de años, no han logrado encontrar una explicación convincente para los no creyentes y que de esa manera los sustraiga a su pesimismo laico: para ellos, las evidencias del inmenso dolor del ser humano, e incluso de los animales de la Tierra, no dejan lugar a dudas de la no existencia de un ser divino, tal como lo afirma Yaiza Martínez.
En la filosofía de la religión, el problema del mal es el problema que resulta de combinar la existencia del mal y del sufrimiento en el mundo con la existencia de un Dios omnisciente, omnipotente y omnibenevolente. Tal situación se conoce como paradoja de Epicuro.
La paradoja de Epicuro es como sigue:
“O bien Dios quiere quitar los males y es incapaz de hacerlo, o puede hacerlo pero no quiere; quizás ni quiere ni puede, o tal vez quiere y puede. Si quiere pero no puede, es débil, lo cual no concuerda con su carácter; si puede pero no quiere, es envidioso, algo que también está en desacuerdo con él; si no quiere ni puede, es tanto débil como envidioso, y por lo tanto no es Dios, pero si quiere y puede, que es lo único que resulta apropiado para Él, ¿de dónde vienen entonces los males?, o ¿por qué no los quita?"
¿Cuáles han sido los argumentos cristianos?
De acuerdo a un artículo escrito por Peter Singer, profesor de bioética de la Universidad de Princeton, para The Guardian, los cristianos responden a esta contradicción con la explicación del libre albedrío: Dios nos concede el don de poseer libre albedrío y, por tanto, Él (Dios), no es responsable del mal que nos ocasionamos. Sin embargo, esta explicación carece de validez, cuando el ser humano no interviene en el sufrimiento que nos causan los desastres naturales como son: los terremotos o sismos, los maremotos o tsunamis, las erupciones volcánicas, las epidemias, etc.
Cuando se habla de desastres, según singer, en los que no interviene el hombre y causan un terrible sufrimiento a la humanidad, los cristianos suelen argumentar que eso se debe a que todos somos pecadores y por esa razón se justifica el sufrimiento que tenemos que pagar por nuestras malas acciones. Sin embargo, en los recién nacidos aunque no tengan pecados o no realicen malas acciones como las de una persona adulta, los religiosos afirman que también los recién nacidos son pecadores, porque adquirieron el pecado original de Adán y Eva, y de esta forma, justifican que un recién nacido también esté expuesto al sufrimiento de este mundo. A pesar de que siempre se busque justificar el dolor o el sufrimiento aquí en la Tierra, siempre quedará algo que no concuerde con esas explicaciones y como también lo afirmó singer: ¿por que los animales tienen que sufrir? ¿ellos que culpa tuvieron del pecado original que nos heredadon Adán y Eva?
Para Singer, la evidencia ante nuestros ojos hace pensar que es más plausible creer que nadie ha creado este mundo.

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